jueves, 29 de diciembre de 2011

Él era único, no encontraréis a nadie como él.

Desde el primer día que le vi supe que iba a ser diferente. El solo entró en mi vida sin avisar. Y yo le dejé entrar. El era distinto a los demás, tenía ese algo que me volvía loca...Bueno, él...era especial. Podía hacerte sentir viva, a veces recordandome que tenía algo en el pecho que podía descontrolar todos mis instintos. Otras veces, en cambio, sonreía de esa manera única, llena de esperanza y miles de sueños por cumplir. Y su forma de hablar...como si todo fuera posible (Y la mayoría de las veces, a su lado, todo lo era.) él era capaz de hacerse creer ante cualquier multitud, daba algo en lo que creer, repartía esperanza y planes de futuro, o incluso improvisaciones de lo más alocadas. Él...él podía comerse el mundo si quisiera, era grande. Realmente capaz de cambiar la vida de cualquier persona, y de dibujar sonrisas en los momentos más difíciles. Me había ayudado tantísimo...Lo siento, pero no conoceréis jamás a un hombre igual, porque no quedan de esos. Cabe decir que era atractivo también, si...si que lo era. No destacaba por la belleza a la vista, pero era hermoso...
Y yo? Yo...yo estaba realmente enamorada de él, y en su día, él me hizó sentir la mujer más feliz de la Tierra.

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